No hace mucho vinieron unos padres a la consulta con su hija de 13 años. La chica tenía una desviación de la mandíbula tremenda, ya había comenzado con ruidos y chasquidos en la ATM (delante del oído) y sufría dolores de cabeza casi a diario. Le habían recomendado brackets y venían a por una segunda opinión. Los padres ya notaron que torcía la mandíbula cuando la niña tenía unos 6 años pero su dentista les dijo que había que esperar al recambio de los dientes de leche.
Y a mí se me rompe el alma… si hubiésemos comenzado a trabajar en cuanto los padres notaron algo raro, no tendría la barbilla torcida para el resto de su vida, puede que no supiese lo que es una cefalea (dolor de cabeza) y seguramente con un tratamiento sin aparatología. No te digo si hubiésemos hecho revisiones desde los 2-3 años.
Pero estos padres no han tenido a su hija en casa sin llevarla al dentista. Y todos confiamos en lo que nos dicen los profesionales a los que acudimos. Y ojo, que yo tengo fé en la honestidad de todos los sanitarios, pero hay mucho DESCONOCIMIENTO. Sobre todo en cuestiones relacionadas a la PREVENCIÓN, tratamiento precoz…
Me gustaría que todos los padres supieran que es posible tratar a sus hijos de otra manera, basada en en la prevención: en recomendaciones de cómo dormir, comer, respirar, posturas de estudio y de empezar a curar cuanto antes. Porque la INFORMACIÓN es PODER, el poder de conocer todas las posibilidades y de elegir la que mejor consideras para tus hijos.